jueves, 20 de diciembre de 2012

El pensamiento cautivo en Bolivia






A decir de Karl Jaspers, el escritor nobel Czeslaw Milosz, en su emblemático texto "El pensamiento cautivo" denuncia y considera la situación de los países de democracia popular (sobre todo el suyo que era Polonia) tal cual es. Muestra con asombrosa diversidad cómo cambian los hombres cuando pesa sobre ellos una constante amenaza de destrucción y sufren al mismo tiempo la sugestión de la fe en la necesidad de la historia. A continuación unos fragmentos del mencionado texto que a juicio del firmante de este artículo deberían ser tomados en cuenta por su sabiduría y porque esperemos no pasar por esto ni hoy ni mañana.

Dice Milosz al inicio: Intento demostrar en él [libro] cómo funciona el espíritu humano en las democracias populares. La situación de un escritor en las democracias populares es muy buena. El escritor puede, allá, dedicarse exclusivamente a su trabajo literario, que le produce ingresos como mínimo iguales a los de los más altos dignatarios. No obstante, el precio que debe pagar para verse de ese modo liberado de las preocupaciones materiales de la existencia es, a mi juicio, demasiado elevado" (Pág.16-17).

He ganado mi libertad; pero no debo olvidar que estoy a diario en peligro de volver a perderla. Porque, también en Occidente, se experimenta la exigencia de sumisión; sumisión, en este caso, a un sistema que es el extremo opuesto a aquél del que he huido. La diferencia consiste en que, en Occidente, se puede resistir a esa presión sin sentirse culpable de un pecado mortal (Pág.25).

Por el momento los ciudadanos de los países recién convertidos [a la democracia popular] comprenderán muy poco de su nueva situación. Les sobreexcitará al principio el despliegue de banderas nacionales, el estrépito de las bandas y el anuncio de reformas esperadas por muy largo tiempo. Sólo él, el observador, leerá en el futuro como un dios y sabrá que el futuro ha de ser duro, necesariamente duro, porque tal es la ley de la Historia (Pág.51). ¿Es cierto que los norteamericanos son tan estúpidos?, me preguntaban a menudo en Varsovia. En la voz de los que se dirigían a mí había a la vez desesperación y la esperanza de que los contradijera. Esta pregunta revela la actitud reinante en las democracias populares por lo que se refiere a Occidente: una gran suma de decepciones y un resto de esperanza (Pág.55).

Todo lo que constituye la vida del hombre aparece como resultado de la formación histórica en la que se halla. El hombre es un ser tan plástico que cabe inclusive imaginar el día en que un ciudadano verdaderamente respetuoso irá a cuatro patas, con una cola de plumas multicolores en el trasero, como signo de perfecta conformidad con el medio en que vive (Pág.59).

Los norteamericanos, conscientes de la naturaleza de su derecho, comparan la democracia con una balsa, donde reina el desorden y en la que cada cual rema en una dirección diferente. Todo el mundo grita, se insulta, y no es fácil ponerse de acuerdo sobre la ruta que ha de seguirse. En comparación, el trirreme del Estado totalitario, que avanza velozmente a golpe de remo, parece invencible. Pero a veces ocurre que la nave totalitaria choca con escollos sobre los cuales solamente puede pasar una pobre balsa (Pág.64).

La economía occidental derrocha el talento en forma increíble; y los pocos que llegan a tener éxito no le deben menos a la pura casualidad que a sus facultades creadoras. En los países de la Nueva Fe, se halla el equivalente de este derroche en el hecho de que la capacidad para seguir la línea política constituye un criterio selectivo en virtud del cual es, a menudo, el más mediocre quien más fama obtiene (Pág.70).

El Ketman [recurso discursivo para distraer a las masas] enorgullece a quien lo pone en práctica. Un creyente se eleva, mediante su ejercicio, a un permanente  estado de superioridad con respecto a aquel a quien engaña, y lo mismo da que éste sea un ministro o un rey poderoso; en tanto que tú, en andrajos y muerto de hambre, que aparentemente tiemblas ante la fuerza burlada, tienes los ojos llenos de luz, vas por el sendero de la claridad ante tus enemigos. Te burlas de un ser sin inteligencia; y desarmas una bestia peligrosa. ¡Cuántos placeres a un tiempo!" (Pág.89).

Para los que quieran ingresar a formar parte del movimiento de masas se les exige poco menos que el ascetismo. De modo que entrar en el Partido no difiere mucho del ingreso en una orden religiosa; y se trata de este acto, en la literatura de la Nueva Fe, con una gravedad igual a la que la literatura católica ponía al hablar de la toma del velo. Cuanto más alto es el puesto que se ocupa en la jerarquía, más se vigila la vida privada (Pág.107).

Así como  en las épocas de estricta ortodoxia los teólogos formulaban sus ideas en el riguroso lenguaje que imponía la Iglesia, del mismo modo, lo que importa allí [democracias populares] no es lo que alguien dice sino lo que ha querido decir; se disfraza el pensamiento cambiando de lugar una coma, agregando una "y", distribuyendo los problemas en determinado orden y no en otro (Pág.110-111); de esta forma, se dice como ejemplo del ataque visceral que sufren los críticos a esta Nueva Fe que los perros guardianes pueden dividirse en dos categorías: los ladradores y brutales, y los solapados, que muerden en silencio. El segundo tipo parece llevar ventaja en los países de la Nueva Fe" (Pág.108-109).

La lucha de las democracias populares es para lograr la dominación del espíritu humano. Al hombre hay que hacerle comprender, porque, así, aceptará. ¿Quiénes son los enemigos del nuevo sistema? Las personas que no comprenden. Y si no comprenden, es porque sus mentes son débiles o porque no saben pensar (Pág.229). El Partido interpreta estrictamente la consigna: "Quien no está con nosotros, está contra nosotros". Quien no está de acuerdo hasta con el menor detalle, se convierte en enemigo y se ve arrojado a las tinieblas exteriores" (Pág.253).

Finalmente, para fortuna nuestra, existen escritores que en un momento determinado se negaron con la vehemencia de Milosz a expresar su rechazo a este tipo de regímenes, en nuestro caso el célebre Oscar Cerruto escribiría el siguiente poema: Cuya boca ardía// Me niego/ Me niego a entrar en el coro a corear/ al perpetrador con sombrero de probidad/ el abogado de la carcoma/ el que dicta las normas/ y sacude en la plaza el árbol del usufructo.

Una versión editada de esta columna fue publicada en el periódico boliviano Página Siete, suplemento IDEAS, 30 de septiembre de 2012: http://paginasiete.info/web/ideas.aspx?seccion=ideas&fecha=20120930




lunes, 20 de agosto de 2012

Ni Coca-Cola ni Moconchichi






¿Por qué echar a la Coca-Cola? Por qué hacerlo si casi siempre que veo tomar a alguien un vaso de moconchinchi compruebo con desagrado como este escupe la pepa al suelo de la calle contribuyendo de esta forma aún más a la acumulación de basura y suciedad de mi país?

¿No habría sido más acertado y revolucionario plantear más bien un plan de transformación de la conducta ciudadana para una mejor convivencia con la madre tierra? Una convivencia que involucre por ejemplo que cada vez que una persona en la ciudad sea sorprendida tirando basura en la calle y no en los contenedores sea sancionada públicamente (sino económicamente) al menos por las personas moralmente para que este no lo vuelva a hacer; o que en nuestras fiestas patronales y demás bacanales se concientice a la gente de que la calle no es un baño público libre para todos ni mucho menos un gran contenedor de basura en el que jóvenes y ancianos patinan y esquivan olores y bultos nauseabundos. Ni que decir del reciclaje de la basura, lograr que los desechos se distribuyan por contenedores diferentes sería el equivalente a entrar en una nueva era sin duda alguna.

Ya que estamos hablando de este anuncio hecho por nuestro Canciller nada más ni nada menos que en Copacabana, me extrañó que no se dijera nada de la contaminación que sufre el pobre lago de esa población en el que nativos y extranjeros se emplean con soltura olímpica a contaminarlo con sus desechos orgánicos e inorgánicos.

Por qué no se cuestiona la mala presentación visual de nuestras carreteras interurbanas como resultado de que la gente siente como una carga pesada el trasladar la basura que consume en el autobús y se siente cómoda abriendo la ventanilla para tirar los desechos de su comida e incluso en algunos casos más patéticos los pañales de la wawita que no sabe de horarios ni protocolos higiénicos (aquí lo éticamente correcto simplemente no existe).

Por qué nos gusta empeñarnos en seguir con la rutina, seguir pensando solamente en lo inmediato, en lo que puede dar mayor rédito político mediante la frívola polémica, en la que nuestros políticos se comportan como si estuvieran participando dentro de un reality y para no ser nominados apelan a su imaginación más truculenta y exótica. No nos detenemos por un segundo a pensar en planes de mediano o largo aliento que realmente repercutan en las siguientes generaciones.

No tengo como preferencia el tomar de esas dos bebidas citadas para saciar mi sed a menudo, prefiero el agua pura y limpia pero lamentablemente en mi país no puedo beber el agua desde el grifo porque siempre me dijeron que no existe ninguna seguridad de que sea cien por cien potable, siempre hay que hervirla o comprar embotellada, ¿cambiar esto por ejemplo no sería realmente una revolución en el hábito del consumidor, en la billetera del mismo y en un contacto más profundo con nuestra madre tierra?

Decía el politólogo H. Laswell que las élites para encaramarse y mantenerse en el poder deben ejercer un manejo simbólico que sea altamente valorado por la sociedad en la que se mueven o al menos por su electorado; no hay duda que en esto nuestras élites políticas gobernantes y no gobernantes demuestran día a día que para ellos es una de sus actividades más serias y comprometidas y que forma parte de la rutina diaria de la política boliviana de ayer y de hoy.

*Una versión editada de este artículo se publicó en el periódico boliviano Página Siete, Suplemento IDEAS:
http://paginasiete.info/web/ideas.aspx?seccion=ideas&fecha=20120820












lunes, 23 de julio de 2012

Confirmaciones prácticas del neopopulismo en Bolivia

                           Pieter Brueghel El Viejo, El Triunfo de la Muerte




Siguiendo una parte del análisis académico actual que se refiere acerca del tipo de liderazgos como el de nuestro actual Presidente Evo Morales y algunos de sus conocidos alidados, los cuales son descritos en clave neo-populista o de “ola rosada” (Smith,2009), se puede describir a este fenómeno como un movimiento que está al interior de las ideologías, al estar dentro de estas tiene la gran ventaja de poder traspasar las mismas y bautizarse como le de la gana en función del tipo de discurso político que se esgrima para apelar a su supuesta no condición de populista.

Dentro de estas formas de organización política, siguiendo la línea de F. Freidenberg (en: la tentación populista) al ser este fenómeno variable y polisémico puede ser también urbano y/o rural, progresista o conservador, capitalista o anticapitalista, de masas y de élites, socialista o fascista, de izquierda o de derecha.

Otro aspecto de importancia en la lectura de estos liderazgos estaría constituído por el descrédito legitimador hacia partidos políticos mayoritariamente denominados como tradicionales, lo que suma apoyo al MAS y otros partidos que otrora fueran considerados en el grupo de las organizaciones políticas minoritarias; lo que en otros términos Fernando Molina denomina como “identificación negativa con los partidos políticos tradicionales”, que posibilita el asenso paulatino al poder partiendo de una movilización social que en otros términos más elocuentes Carlos Malamud (2010) tituló como “golpes de calle”.

A propósito de este sentido de caracterizaciones mediante ejmplos de los neopopulismos, Carlos Malamud (2010) destaca un listado de once “verdades populistas”, de las cuales se presenta a continuación ocho para las que se encontraron ejemplos claros y concretos en la política boliviana:

1) Quienes discrepan de los designios  del gobierno y del caudillo, es decir de los sacrosantos designios del pueblo, son profundamente antipatriotas: Véase las repetidas declaraciones de altos funcionarios del gobierno nacional aludiendo a la identificación de traidores de su revolución.

2) Nada de lo que han hecho mis predecesores en el gobierno ha servido, nada de lo que harán mis sucededores tampoco, de ahí que la alternancia sea innecesaria: Véase primero las críticas al antiguo régimen “neoliberal”, el constante discurso que apela a que la actual gestión económica destaca por su originalidal y rimbombante título de “socialismo comunitario” estaría sepultando al anterior modelo, además de las tibias sugerencias de que el pacto político por el cual el actual Presidente no debería presentarse a las siguientes elecciones generales sería roto por motivos de una estrategia “envolvente”.

3) Las constituciones están al servicio del gobierno y no el gobierno al servicio de las constituciones, de ahí que puedan ser modificadas cuantas veces se estime conveniente: no sólo esta máxima norma, sino cualquier otra que se ponga en el camino, véase las declaraciones del Presidente Morales en el sentido de “meterle nomás” a todo.

4) Si la oposición gana una elección, nacional, provincial o local, es un golpe de Estado civil contra el gobierno: véase las innumerables declaraciones de teorías conspiratorias golpistas en contra del actual gobierno.

5) Los movimientos sociales no se reprimen, especialmente si son progubernamentales: véase el caso de la CIDOB versus el del CONISUR en su intento de entrar a la plaza Murillo hace poco.

6) ¡Queremos ministros que den pegas! El clientelismo es un tipo de relación social que debe ser preservada a cualquier precio: véase desde los desfiles de gente portando archivadores amarillos en plaza Murillo hasta las constantes presiones por parte de las organizaciones sociales aliadas al actual gobierno que se encuentran fragmentadas o en pugna por puestos de trabajo y a las que el mismo Presidente se ha referido en algunas ocaciones.

7) Los pueblos originarios tienen derechos sobre sus territorios porque llegaron primero, aunque para ello tuvieran que expulsar previamente a otros pueblos que habían llegado antes: habría que agregar que se recurre a esto con mayor frecuencia en el discurso electoral, porque una vez que se alcanza el poder la formula se cambia por la de siempre y cuando el pueblo originario esté de acuerdo o no con el gobernante.

8) Sí la justicia indígena, los usos y costumbres, implica negar la presunción de inocencia, permitir los castigos corporales y cuestionar la independencia y la imparcialidad de los jueces, ¡viva la justicia indígena!: véase el caso del ex dirigente Marcial Fabricano y del ex vicepresidente Cárdenas.

Finalmente, seguramente el amable lector de estas líneas se encuentre tentado en añadir otros ejemplos, lo invito al debate y añadir mentalmente los ejemplos que crea conveniente y comentarlo; también le sugiero por si se encuentra tentado de saber cuáles son los otros tres puntos restantes de la lista de caracterizaciones darle un repaso al interesante y actual texto  de Malamud “Populismos latinoamericanos : los tópicos de ayer, de hoy y de siempre”.

martes, 3 de julio de 2012

Oscar Cerruto, dos poemas que definen con elegancia a la Bolivia de ayer y de hoy







Cantar

Mi patria tiene montañas,
no mar.


Olas de trigo y trigales,
no mar.


Espuma azul los pinares,
no mar.


Cielos de esmalte fundido,
no mar.


Y el coro ronco del viento
sin mar.







Cuya boca ardía

Me niego.


Me niego a entrar en el coro
a corear
al perpetrador con sombrero
de probidad
el abogado de la carcoma
el que dicta las normas
y sacude
en la plaza
el árbol del usufructo.









miércoles, 6 de junio de 2012

Lo exótico y lo duradero en la representación legislativa boliviana


                                           Escher, Bond of Union, 1956.






La importancia en la composición y elección del Poder Legislativo es uno de los pilares fundamentales para el sistema democrático en curso, en esta línea Flavia Freidenberg (2002) se encargó de remarcar que de cualquier forma, esta selección de candidatos debe ser mostrada a todo el público en general aún cuando los criterios de selección y reclutamiento obedezcan a cuestiones familiares, de presión política o de cálculo para ganar a otros partidos.

En este sentido, comenzando por la dimensión de la representación exótica, Guy Hermet (2001) escribía que es principalmente en América Latina donde las estrellas de la televisión o del fútbol se cuentan desde hace algún tiempo entre las nuevas figuras del mercado electoral; nuestra realidad no está muy lejos de esta afirmación, un vistazo general de los Congresos entre 1985 y 2009 reflejan algunos datos curiosos al respecto; se inicia con 1985 donde se identifica a un militar de ADN en el Congreso; en 1989 un agrimensor en el MIR y dos policías en el MNR; en 1993 nuevamente con el agrimensor en el MIR y dos militares en UCS; para 1997 otro militar en ADN; 2002 deja a un cheff profesional en el MAS, un militar en el MNR y un futbolista en el MIR; finalmente, durante 2005 resalta un futbolista en Podemos, el mismo que antes estaba en MIR y un agrimensor en el MAS.

Respecto a la durabilidad de la representación legislaiva, se puede decir que aquellos partidos que tienen mayor cantidad de parlamentarios reelectos se encuentran entre las principales fuerzas políticas gobernantes, por cinco veces consecutivas desde 1982 hasta 2009 ADN, MIR y MNR son los que tienen la grácia de afirmar que tienen al menos un parlamentario electo de esa forma en sus filas; luego, entre la segunda elección y la cuarta, la mayor parte la matienen estos partidos políticos actualmente etiquetados con el sello de “tradicionales”, además si se hiciera el recuento tomando en cuenta este último periodo de gobierno, hoy con toda seguridad el MAS sea el partido que entre en las tablas estadísticas en este aspecto. Pero este dato mostrado hasta ahora con toda certeza si no lo conocíamos al menos lo intuíamos, por lo que el valor agregado podría venir del desmenuedeo del mismo, por ejemplo a nivel del lugar de nacimiento de estos parlamentarios reelectos.

Se inicia en este aspecto mencionando con un dato curioso, y es que los que fueron elegidos por cinco veces son originarios de ciudades de nuestro país consideradas como pequeñas respecto al eje central de ciudades grandes (La Paz, Cochabamba y Santa Cruz), esto se debe a que en en estos casos de alta reelección los representantes son considerados como “padrinos” del pueblo (Véase por ejemplo el caso de Leopoldo Fernández, Morgan López y Mario Rueda Peña) en el mejor sentido clientelista posible de la palabra; además de ser parlamentarios con un alto nivel jerárquico al interior del partido al que pertenecen, son también conocidos como caciques locales.

Haciendo un paréntesis en este tema de la reelección se observa también que la mayor parte de parlamentarios nacen en el eje central de ciudades antes mencionadas; por otra parte, en la comparación entre regiones se observa que la región andina (La Paz, Oruro y Potosí) lleva cierta ventaja respecto a los otros departamentos con el 38,5% del total de parlamentarios estudiados (695), el valle (Cochabamba, Chuquisaca y Tarija) con 29,50% y el oriente (Santa Cruz, Beni y Pando) con 26%.

Este panorama legislativo en estas dos dimensiones mostradas aquí, no pretende otra cosa más que poner en evidencia que si bien la representación política al reflejar la diversidad de opiniones, y de promover legislativos más transparentes y con aumento de rendición de cuentas (Carey 2003), es concebible solamente como un proceso en el que entran distintas variables desde la forma de elección y la cantidad de representación a nivel de fuerzas políticas y a nivel territorial; sin dejar de reflexionar constantemente acerca de la calidad de representación que se requiere más allá de cuán exóticos encontremos a nuestros canditados o cuántas veces lograron reelegirse lo que urge entre muchas cosas es la construcción de institucionalidad política formal fuerte en nuestro medio. 


Una versión editada de este artículo se publicó en el periódico boliviano Página Siete, suplemento IDEAS, 27 de mayo de 2012.


lunes, 28 de mayo de 2012

Elogio a la rutina

                                                   M. C. Escher, Encuentro. Litografía 1937.




La rutina en nuestra vida cotidiana se impuso, volvimos a los debates de antaño, a lo trillado, lo trivial, lo frívolo, la división campo-ciudad, las minorías saboteadoras del sistema, la desnaturalizada clase media, el espacio en el que no nos cansamos en descalificar abiertamente al contendiente mediante prácticas que rozan los límites constitucionales, es ahora el instante en el que todas esas lecturas catastrofistas sobre el futuro inmediato adquieren cada vez más popularidad.

La rutina se impuso no porque exista una conspiración a gran escala de la oposición política al MAS, la historia se repite, y en cierto sentido diría muy a mi pesar con muy pocas alternativas de que esto cambie en el futuro inmediato, desgraciadamente porque en lugar de empeñarse en institucionalizarse como partido la fuerza política del presidente Morales, más bien se decantó por emplearse con dedicación olímpica hacia un partido de electores más que de militantes (Alcántara, 2004).

Y es que al parecer el gobierno considera que lo más efectivo es atender a los conflictos por separado, minándolos por dentro y olvidándose de su tarea principal que es la de ofrecer un proyecto serio de desarrollo y en este punto debo reconocer que en gran medida tiene razón, ya lo dijo R. Laserna somos una sociedad rentista, en este terreno las constantes actitudes de utilitarismo electoral del actual gobierno nacional encuentra un terreno fértil para aplicar sus "estrategias envolventes" y aumentar unos decibelios más  a la fragmentación y la desintitucionalización formal reinante.

Sin embargo, no todo son malas noticias, a la vista de los últimos acontecimientos pasados en estas semanas, existen razones suficientes para agradecer al gobierno del señor Morales por haber ayudado a convertirnos en una sociedad más crítica y consciente de sus problemas aunque aún muy corporativizada; los que quieran subir al trono del poder después del actual mandatario ya pueden reflexionar seriamente (si es que aún no lo han hecho) en estos dos aspectos:

De la educación: Todo movimiento político que emerge abanderando la lucha de los sectores más vulnerables de la población normalmente tiende a extender políticas de carácter social hacia su electorado, en este caso baste recordar por ejemplo las campañas de alfabetización y también el creciente debate en torno a temas de carácter público por todo lado, desde el puesto de choripanes de la feria 16 de julio de El Alto hasta la mesa del mejor gourmet en la casa del camba en Santa Cruz.

Del tiempo: Conforme transcurren los años, toda esta población que en cierto sentido (sin ánimo de discriminar a nadie) se hizo más educada, se volvió más crítica con sus autoridades y más ambiciosa por obtener poder, estos grupos al final reaccionan en función de lo que sus gobernantes hacen; ¿qué podría esperarse de una sociedad en la que su Presidente se mueve a lo largo y ancho del país asumiendo el papel de alcalde del ayuntamiento en el que aterriza inaugurando calles, jugando partidos de fútbol en canchas recientemente inauguradas, o regalando equipamiento para desarrollo productivo a los que están a punto de movilizarse en su contra?

En resumen, una autoridad que asume el mando de la nación como si la capacidad de rendir cuentas a la población fuera solamente la dimensión clientelista y que no ha sabido hasta ahora construir una alternativa a su liderazgo dentro de su propio movimiento, tiene ahora como resultado a grupos que otrora le fueron afines, que están comenzando a tener protagonismo y que poco a poco emiten discursos de alternativa al actual proyecto político gobernante.

Estas dos variables descritas antes no son autoría personal, pertenecen a T. Di Tella (2003) quien describe en un corto y polémico texto su opinión acerca de procesos políticos neopopulistas similares al MAS que mantiene en lo político una estricta línea de imposición de su tipo particular de solipsismo étnico como diría T. Judt (2011).

Este retorno a lo rutinario en parte se produce porque en lugar de haber diseñado y aprobado un proyecto de país, lo que tenemos es básicamente un "manifiesto político" (J.  Lazarte, Nueva Crónica 95). Así pues, la rutina seguirá su curso como antes mientras nuestros gobernantes sigan viendo a su pueblo como meros receptores de paliativos coyunturales que les asegure su sobrevivencia.

Al final teníamos que despertar un día de ese sueño de democracia participativa de masas que nos vendieron ¿no?; o mejor aún, como decía V. Pareto a propósito de la circulación de élites en una frase que se ha llegado a convertir en la lápida de muchos políticos: la historia es un cementerio de aristocracias.


Referencias:

Alcántara, M. (2004). ¿Instituciones o Máquinas Ideológicas? Origen,
         programa y organización de los partidos latinoamericanos. Barcelona:
         Institut de Ciències Polítiques i Socials.
Di Tella, T. (2003). Actores y coaliciones: Elementos para una teoría de la
            acción política. Argentina: Editorial La Crujia.
Judt, T. (2011). El refugio de la memoria. Taurus.
J. Lazarte (2011). La democracia "inédita". En: Nueva Crónica y Buen
Gobierno. No. 95. Bolivia.

Una versión editada y publicada de este artículo puede encontrarse en el periódico boliviano Página Siete, 28 de mayo de 2012: http://www.paginasiete.bo/2012-05-26/Opinion/Destacados/18Opi00126-05-12-P720120526SAB.aspx





sábado, 28 de abril de 2012

Yo estuve en la universidad pública

                                         Pintura: Incertidumbre de Armando Pacheco, 
                                                       estudió arquitectura en la UMSA




De entrada debo confesar que me encuentro indignado y decepcionado por las declaraciones del Presidente Morales acerca de la universidad boliviana (Página Siete 26/04/2012), palabras que desde mi punto de vista caen en dos terribles defectos: la generalización y el menosprecio por la cultura.

La generalización, es evidente que este tópico es peligroso en cualquier campo en el que quiera aplicarse, por la misma regla que formuló el Presidente Evo de que docentes y rectores enseñan a golpear campesinos y apedrear sedes sindicales; uno podría verse tentado en decir que los cocaleros son narcotraficantes o que los bailarines del gran poder son todos unos borrachos. Si algo pude ver en mis años de universitario de grado en Bolivia es que la casa superior de estudios es un perfecto laboratorio donde se materializa la realidad de nuestro país en perspectiva micro; baste recordar por ejemplo cómo algunos docentes se emplean al máximo por conseguir apoyo de dirigentes estudiantiles y de universitarios ofreciendo fiestas, viajes, y parrilladas a diestra y siniestra, lo que me recuerda ciertas actitudes que mantienen algunas altas autoridades gubernamentales mediante el uso excesivo de clientelismo político; pero no por eso sería justo decir que todos los docentes son unos vagos y todos los gobernantes unos pícaros ¿no?.

El menosprecio por la cultura, no hay duda que no existe otro espacio más adecuado en el que se genere la alta cultura y las ideas que contribuyen al desarrollo de un país que en la universidad, puede ser que la noción de cultura se encuentra restringida al ámbito de las tradiciones en la mente del Presidente, pero alguien debería decirle que si no fuera por el sistema educativo superior se habría quedado huérfano en el manejo de la gestión pública; más allá de manifestar públicamente su satisfacción por no haber asistido a la universidad, recuerdo cómo semanas antes de asumir el mando de la nación en 2006 él mismo asistía a clases de macroeconomía dictadas por el actual Presidente de YPFB, ergo: eh ahí la contradicción su excelencia. En perspectiva general tampoco se debería olvidar que ese sistema universitario perfectible de perfección parió gente que aportó a la alta cultura boliviana como Marcelo Quiroga, René Zabaleta, Carlos Montenegro, Oscar Alfaro, Jaime Sáenz y muchos otros más.

En esta etapa de mi vida en la que me encuentro trabajando por escalar una posición más en el mundo de la academia, lo único que me queda por decir al margen de este disgusto personal por las desafortunadas palabras de la máxima autoridad que representa mi país es que no imagino mi vida y el surgimiento de mi pueblo sin la educación superior. Por lo que yo sí que me alegro profundamente de haber tenido la posibilidad de estudiar en una universidad pública de Bolivia.

viernes, 13 de abril de 2012

Mi padre, última tarde... dedicado a Salvador Romero Pittari. Por: Savador Romero Ballivián.


                                                         Fotografía tomada del periódico La Razón.


La casualidad, si tal diosa existe, quiso que aterrizase en La Paz apenas unas horas antes que se desplomase y muriese en mis brazos. Murió como vivió: en paz, con tranquilidad, sin cuentas pendientes, en medio de una conversación familiar, sentado en su sillón, en su propia casa.

Mi padre. Se paseó por las altas cumbres del poder: secretario privado del vicepresidente Luís A. Siles, ministro de la presidencia de Lydia Gueiler, embajador ante la UNESCO, fundador y vicerrector de la Universidad Católica Boliviana, decano de la Facultad de ciencias sociales de la Universidad Mayor de San Andrés, director de FLACSO – Bolivia, miembro de la Academia de Ciencias y de la de Historia. Las visitó, ejerció cada responsabilidad con escrúpulo, dedicación y sentido del interés general, y descendió de ellas con la serenidad que le daba no haber solicitado esas funciones ni esos honores. Se los ofrecieron sentado delante de su escritorio y no en el cabildeo de pasillos. Seguro por ese motivo, independientemente de los cargos, se lo podía ver cada día recorrer a pie las tres cuadras desde la casa hasta la esquina de la avenida para tomar un minibús, el transporte más barato de la ciudad de La Paz, que convertía en un incómodo salón de lectura y en un delicioso observatorio de microsociología urbana, cuyas conclusiones libraba en sus artículos quincenales de periódico o en los almuerzos familiares en la terraza del jardín. Por supuesto, jamás le faltaba la ironía y a la pregunta de por qué no aprendió a manejar, respondía que en su juventud pensó que ejercería labores que incluirían un auto con chófer.  

Esos títulos nunca lo alejaron de su verdadera y más profunda vocación: la cátedra y, por extensión, la enseñanza  en todas sus dimensiones. Profesor en el alma, durante casi medio siglo le encantó pararse en un aula delante de alumnos. Se exigía al máximo: leía y releía a los fundadores de la sociología, frecuentaba a los clásicos del siglo XX, con una admiración especial por su maestro Touraine, y siempre curioseaba las novedades, con igual soltura en francés o inglés que en español. También exigía a sus estudiantes y solía ser estricto en las calificaciones.

Pero esquivaba confinarse en una disciplina: lector insaciable y bibliófilo, aprovechaba los insomnios que –sospecho- él mismo se infligía pretextando alguna falsa preocupación, para así leer, bajo la tenue luz de una lámpara, sentado en el más cómodo sillón de la biblioteca, en horarios inverosímiles, novelas, ensayos, historia, filosofía, antropología y un etcétera que cubría la gama de las ciencias humanas y sociales. Libros elegantes, nuevos, de segunda mano, de librerías de viejo y uno que otro pirata: los disfrutaba todos. Igual de imborrable será recordarlo, con aire concentrado, bolígrafo en mano, escribiendo en papel borrador, con una letra incomprensible y decenas de anotaciones en los márgenes, o recogiendo los infaltables lentes sobre el pelo para releer y empezar la minuciosa corrección, con el diccionario a mano, señal de respeto por la riqueza y los matices de la lengua del permanente aprendiz que fue hasta el final.

A fuerza, su cultura se extendía hasta contornos enciclopédicos pero no la  acumulaba con espíritu avaro, menos con mentalidad pedante. Al contrario, le encantaba compartir conocimientos y análisis, datos y reflexiones y, en última instancia, su tiempo. Lo mismo se sentaba con cualquier estudiante en la cafetería universitaria y en tono ameno podía terminar dando una clase particular de un par de horas que explicaba con pasión a sus amigos los detalles más exquisitos de sus aficiones. Armó una colección de relojes decimonónicos franceses, de caprichoso funcionamiento, que con paciencia aprendió a dominar al punto que podía recuperar en los mercados de pulgas aquellos dados por inservibles. Justificaba las compras diciendo que para arreglar el primero invirtió tanto esfuerzo que quedarse con apenas uno, era desperdiciar el saber que adquirió. A veces, culpaba a este desborde pedagógico de cualquier ocasión de sufrir robos de ideas: por más que escribió en permanencia, producía muchísimas más ideas de las que lograba plasmar en artículos o libros.

Es que le encantaba el arte de la conversación. Eso alcanzaba la afición por el debate. Jamás rehuía uno. Movilizaba talento, inteligencia y lógica, y a veces un toque de terquedad, para convencer sobre la justeza de sus puntos de vista. Podía debatir en cualquier mesa, con amigos y con colegas, o ingresar en las polémicas nacionales a través de sus artículos. Si algo despreciaba, era que los argumentos descalificasen a las personas en lugar de refutar las ideas: para ser tal, la victoria requería ceñirse a las reglas del juego limpio.

Asumía las implicaciones del debate: diálogo, tolerancia, pluralismo, construcción de un espacio público incluyente. Por eso fue un demócrata a carta cabal, refractario a los autoritarismos y totalitarismos de cualquier signo. Si se le pedía situarse en el escenario político, se colocaba en el centro izquierda, con facilidad y a la vez sin dogmatismos o pensamientos estereotipados, escéptico ante cualquier gran utopía pues las vías moderadas y progresivas eran las suyas. Los escenarios polarizados lo encontraban a contrapié. En los setenta, mientras en la derecha lo sospechaban de “rojo” por su oposición a los gobiernos militares, en la universidad, los marxistas presionaban para retirarlo por enseñar a autores tan reaccionarios como Durkheim y Weber, y centrar sus primeras investigaciones en el movimiento campesino, una clase social condenada por la Historia.

Se acercaba a los 74 años, pero sin duda esa fecha le representaba menos que los 45 años de matrimonio que venía de cumplir, en los cuales cultivó una estrechísima complicidad con mi madre, basada en un respeto e igualdad, sobre los cuales nunca le escuché teorizar, pontificar o erigir en modelo, pero que funcionaba cada día. Sin complejos, la acompañó las dos veces que ella fue nombrada embajadora y a él le tocaba desempeñar con ánimo y humor el papel de “embajador consorte”. 

Tal vez por eso, si en su última tarde, a la hora del té que disfrutaba tomar en la cocina, le hubiese preguntado si le quedaba alguna frustración en la vida, es probable que hubiese confesado que sí, una: pese a las múltiples candidaturas que presentó y los denodados esfuerzos que hizo por ingresar, jamás fue aceptado como miembro del exclusivísimo “club Tish”, fundado y organizado por los nietos…

Nota: Estas palabras son reproducidas con el permiso de su autor.

lunes, 9 de abril de 2012

Herbert Klein y su reflexión sobre el actual proceso boliviano*








"El shock de la elección de 2002, seguido de los masivos, violentos y efectivos bloqueos de grupos mestizos e indígenas crearon los antecedentes para la aparición y surgimiento del primer partido político de masas liderado por representantes indígenas y mestizos", así comienza el último capítulo titulado "The emergence of a mestizo and indigenous elite (2002-2010)" de la reciente actualización de la conocida obra de Herbert Klein traducida al español en reiteradas ocasiones.

Para H. Klein, la nueva realidad política previa al ascenso de Evo Morales al poder estuvo estructurada bajo tensiones entre los dirigentes indígenas militantes en los departamentos de La Paz y Cochabamba, con las regiones periféricas ricas en gas, petróleo y explotaciones agrícolas controladas por grupos no indígenas, de los que tenemos conocimiento.

Sin embargo, este proceso de surgimiento y consolidación del movimiento político masista no ocurrió por espontaneidad o por planificación de un grupo de iluminados ideólogos, Klein invita a reflexionar acerca del origen de este profundo cambio político como un resultado de la revolución de 1952; la argumentación de esta tesis viene dada por dos actos centrales: la reforma agraria y el voto universal.

Por un lado, la reforma agraria, posibilitó en el caso del área andina (espacio donde se implemento con mayor fuerza la reconversión de tierras) el cambio de una tradicional élite rural blanca, por una nueva clase mestiza; es decir,  indígenas "quienes entraron en el mercado de trabajo, adoptaron las normas urbanas, el bilingüismo, y que se movieron de pequeñas ciudades a ciudades más grandes, de esta forma los mestizos a día de hoy se convirtieron en los intermediarios entre el mundo rural y el metropolitano en Bolivia" (2011: 266).

Del otro lado, la otra medida crucial fue el voto universal, que en el mundo indígena posibilitó a su población ejercer la libertad de voto eliminando los requisitos de alfabetismo antes vigentes; los resultados son claros: de tener una población votante de 126.000 en 1951, se dio un salto a 955.000 en 1956, extendiéndose hasta1,3 millones de votantes en la elección de 1964. Aunque a las masas indígenas les tomaría un tiempo encontrar una voz política independiente, todos los gobiernos sucesivos, ya sean militares o civiles requerían hacer algún gesto para satisfacer sus demandas de escuelas, vivienda, electricidad, sanidad, y ayuda económica.

Adicionalmente, otro dato crucial para entender la actual coyuntura política por la que se mueve Evo Morales, se encuentra en que se dice que este líder es producto político de la Participación Popular, pero se ignora también que todo esto fue posible gracias a una mejora incremental y significativa en el tiempo desde los años 50 del siglo pasado en temas de salud como la esperanza de vida y la mortalidad infantil, en el último caso de tener 97 niños muertos por cada 1.000, se pasa a tener tan solo 11 en el año 2010.

En educación, entre 1950 y 2003 de estar en la posición 30 de nivel de alfabetización en Latinoamérica, Bolivia pasó a ocupar el puesto octavo, demostrando un claro avance en este aspecto (2011:279); otro dato unido al factor educativo se encuentra en la educación y la lengua hablada en relación al español, la cual tiene un efecto significativo en la realidad boliviana como lo demuestran los datos presentados por Klein (2011: 274-280), aquí se evidencia que el español era impartido en las escuelas rurales, un hecho que hizo expandir la población mestiza; por otro lado, lo que se observa también en los datos es una reducción significativa de personas que mantienen una lengua indígena y el español al mismo tiempo, lo que haría trastabillar visiblemente el discurso actual acerca de la "pureza" indígena oficialista.

El mestizaje en Bolivia destruyó el tradicional dominio del poder tradicional de los blancos, el incremento de la esperanza de vida y el incremento en los años de educación de las clases populares ayuda a explicar el porqué y el cómo esta clase participa de manera autónoma como actor en la escena política nacional (2011:285), hay que ver por ejemplo el crecimiento significativo que tiene la ciudad de El Alto en niveles demográficos. Dicho sea de paso que la ciudad de El Alto para H. Klein es un "centro de intensas interacciones entre gente indígena y no-indígena, donde el español se ha convertido en el lenguaje de contacto incluso dentro de su población aymara dominante" (2011: 286).

El escenario en el cual la movilización mestiza emerge y/o se transforma en parte en una nueva generación mestiza con estudios universitarios profesionales que no asume por completo los hábitos de las élites blancas anteriores, se debe entre otras cosas a la integración de las economías regionales con las principales ciudades y la eliminación de las viejas élites hispano-hablantes; el factor de auto-identificarse dentro del mundo indígena por parte de los mestizos se interpreta según H. Klein de la siguiente forma: "aunque los hablantes de una sola lengua indígena disminuyen en el tiempo con la subida en los niveles de educación, la identidad indígena sigue siendo una fuerza poderosa para la movilización política nacional" (2011:286-287).

La pobreza persistente y el parcial incremento de mejora en la vida social en comparación con el Continente tuvo mucho que ver con el contexto de radicalidad del sistema social. Un país que tuvo en "2007 el 88% de su fuerza laboral sin afiliación a un sistema de pensiones, quienes además se encuentran dentro del sector informal de la economía, donde el sector formal de la economía solamente cuenta con el 27% de los bolivianos con NIT" (2011: 289); desnuda una realidad de pobreza y falta de productividad latente en la actualidad.

Todos estos argumentos presentados hasta aquí no tienen otro propósito más que contribuir al debate actual sobre el próximo censo y sobre el actual periodo de gobierno nacional; debate que a menudo suele refugiarse en la tradicional memoria corta histórica que todos pregonamos alguna vez como defecto de nuestra sociedad.

Referencia: Herbert Klein (2011) A Concise History of Bolivia. Second edition. Cambridge: Cambridge University Press.

*Este artículo de opinión fue publicado en el quincenario boliviano Nueva Crónica y Buen Gobierno, 1era quincena de abril de 2012, página 14. Puede consultar la publicación integra en el siguiente link: http://www.institutoprisma.org/






martes, 3 de abril de 2012

La idea que exportamos los bolivianos




Dice Kissinguer en un reciente libro sobre el papel de EEUU y China en el contexto internacional (China, Editorial Debate, 2012): La excepcionalidad estadounidense es propagandista. Mantiene que este país tiene la obligación de difundir sus valores por todo el mundo. La excepcionalidad china es cultural. China no hace proselitismo; no reivindica que sus instituciones tengan validez fuera de China.

Casi de inmediato me viene a la mente la pregunta ¿qué idea es la que exportan nuestras autoridades de Bolivia en la actualidad?, y mientras reflexiono acerca de esto, tropiezo con un artículo de fragmentos de un informe de cierto burócrata internacional traducido por G. Mendieta (Página Siete, 24/03/12). Debo reconocer que más allá de los excesos evidentes a los que se refiere este burócrata de quien se podría esbozar como alguien que no habría pasado más allá de la 21 de San Miguel y quien reconoce que debemos ser tratados con "indulgencia", en otras palabras que hay que seguirnos dando cuerda como a los viejitos o a los locos pero sin tomarnos en serio; sin embargo, las palabras de este funcionario debería también invitarnos a reflexionar acerca de la pregunta de antes y ver en perspectiva  si realmente estaremos haciendo los votos suficientes para ser catalogados como una nación en desarrollo o como una nación en constante desarrollo de la que se tienen bastantes dudas que un día pueda salir de esa categoría. Intentaré argumentar mi opinión al respecto divido en dos puntos:

En lo institucional, si bien no tenemos una de las democracias más "avanzadas", establecidas o tan largamente difundidas como cualquier país del llamado primer mundo; la idea que últimamente exportamos tiene que ver básicamente con excentricidades culinarias (bajo la receta de la papalisa) y con el descrédito de un poder judicial tan importante como columna fundamental de la democracia (véase la cuestionada elección popular del poder judicial y el empleo de usos autoritarios de justicia vecinal recientes sobre todo en la ciudad de El Alto).

En lo cultural, nuestros gobernantes y en algunas oportunidades unos más que otros, nos empeñamos en mostrarnos hacia fuera como un pueblo laaargamente explotado y oprimido ancestralmente, por lo que reivindicamos nuestro derecho de ser asistidos por la comunidad internacional de forma vitalicia, ¿cuándo llegará el día de nuestra emancipación de la dependencia extranjera?; esta comercialización de lo cultural hacia fuera no se limita al ámbito de la victimización; últimamente los ejemplos simbólicos son más fuertes y contundentes en este aspecto, aunque me temo que no para bien como el caso de los chinos.

Resumo, pasamos de tener un presidente autoidentificado como indígena, que viste chompa para recibir a otros dignatarios, que sus decisiones están sujetas en algunas ocasiones en la lectura de las arrugas de nuestros mayores y de lo que se haya soñado la noche anterior, que cuyas declaraciones pueden ser inspiración de publicaciones irónicas, y que además cuyo círculo más cercano se dedica a refugiarse en lo cultural como escudo de sus prácticas autoritarias; fuera del gobierno nacional, si se trata de penosos ejemplos de excentricidad cultural baste recordar al magistrado lector de hojas de coca.

En perspectiva general, ciertamente Bolivia se encuentra atravesando un momento de construcción institucional y cultural; felizmente parece que estamos lejos aún de ejemplos más crudos en los que el recuento de víctimas mortales engrosan estadísticas mundiales; sin embargo, no cabe duda que tampoco somos considerados como un Estado serio en los aspectos mencionados antes, y que la idea que exportamos de Bolivia puede afectar sin duda a nuestras futuras generaciones.

lunes, 20 de febrero de 2012

Artículo de opinión sobre Bolivia: El Hombre que calculaba….. la legitimidad en Bolivia





Ana Eckell, El orador, 1982

En uno de sus conocidos libros Klaus von Beyme (1995:47) decía a propósito de la legitimidad política que “en la sociedad postmoderna, la legitimidad no es un bien sobrevalorado de forma mágica, en torno al que se desarrolla un juego de suma cero entre el Estado y la sociedad, entre los dirigentes y los dirigidos”; sin embargo, en nuestro medio estamos aún lejos de evaluar nuestra democracia más allá del juego de suma cero o del estilo de partido catch-all, este último estilo es el que se han empeñado en perfeccionar nuestras élites políticas. Incluso en la actualidad, periodo en el cuál se supondría debiera existir un divorcio de las viejas prácticas rutinarias de nuestra política,  esto no ocurre.

Este afán por el cálculo político traspasa por completo valoraciones éticas sobre políticas determinadas, hoy por hoy para demostrar ante la ciudadanía el peso de apoyo social (legitimidad política) con que cuenta una organización partidista se apela a cálculos cuantitativos donde lo más importante es el número de afiliados que tienen las organizaciones sociales que apoyan al régimen de turno que lideraría la tendencia “mayoritaria” de la población; reduciendo así las movilizaciones a una interpretación: si antes importaba poco la protesta con propuesta ahora simplemente no hay que darle ninguna importancia a la protesta con propuesta. A continuación tres ejemplos de cómo la figura del hombre que calcula como un estadista se tergiversó en Bolivia:

1. Mi equipo es el más grande: Esto se observa en la adicción al conteo de afiliados como si se tratara de contar rebaños, este ejemplo es personificado en en el actual Vicepresidente García Linera, quien utilizando todos sus “sesudos” recursos heredados de sus años de estudio universitario en matemáticas ha pasado de ofrecer clases interactivas de economía boliviana por los medios de comunicación a intentar mitificar, o lo que es peor deslegitimar una organización social indígena que formaba parte de la base de apoyo de su partido político. En su opinión (textualmente) los doscientos mil afiliados a la CIDOB y una COB que ya no sería la representación de la sociedad civil como lo era en las décadas de los cincuenta o sesenta, no serían nada contra los tres millones de afiliados a la CSUTCB que sí asistiría a la Cumbre gubernamental pasada.

2. Mi equipo es de puro galácticos: Otra manifestación de la sombra del hombre que calcula la legitimidad en Bolivia se la puede encontrar en el actual Ministro de la Presidencia,  quien en declaraciones sobre la Cumbre de gobierno de diciembre pasado afirmaba que habían asistido a la misma: 420 delegados de 47 organizaciones, 25 invitados especiales y 7 representantes de las gobernaciones de 9 departamentos (menos Santa Cruz y Beni); o sea, tenemos a los más MAS del país.

3. Si no juegan en mi equipo me llevo mi pelota: Para completar este juego matemático de galácticos y robustos afiliados gubernamentales, nuestro actual Presidente Morales ha manifestado en un acto público que si no se lograba el apoyo electoral a favor de su partido político en uno de los municipios en los que hace poco se realizaron elecciones municipales (Quillacollo); entonces el apoyo de proyectos de parte del gobierno sería muy dudoso.

Frente a estos tres ejemplos mostrados aquí no queda duda que estamos ante un periodo político en el que los partidos políticos y los gobernantes en especial mencionados en este artículo piensan y actúan más como máquinas de votantes que de militantes (Manuel Alcántara, 2004), quienes más allá de fortalecer su organización política en términos institucionales formales prefieren transitar constantemente por la autopista de la campaña política.

Esta estrategia de cálculo cuantitativo de afiliados a un movimiento en particular y de desprecio por el demandante me recuerda a ex gobernantes que durante mi adolescencia y el inicio de mi juventud escuchaba decir que eran sólo una minoría los descontentos con tal o cual política pública que se intentaba implementar en favor del desarrollo de toda la nación, que estos pocos estarían postergando la modernización del país, etc.

Antes de terminar, ya que estamos hablando de contar, no quisiera desperdiciar la oportunidad de manifestarme públicamente a favor de que se incluya la opción “mestizo” en la pregunta que sabemos en la boleta del próximo Censo Nacional, de lo contrario, mucho me temo que no podré entrar en los conteos, ni mucho menos formar parte aunque sea de los más “menos del país”.

Una versión editada de este artículo se puede encontrar en el periódico boliviano Página Siete, suplemento IDEAS, 19 de febrero de 2012 : http://paginasiete.info/web/ideas.aspx?seccion=ideas&fecha=20120219