Distinguido señor Presidente Morales,
La presente es un sencillo exordio colectivo en el que queremos cooperar con algunas ideas al igual que otros colegas académicos que le escribieron anteriormente acerca del debate sobre las élites políticas; queremos aclarar que esta misiva no constituye desde ningún punto de vista un manifiesto de “re-conducción” de su proceso político; tampoco queremos animar a señalar posibles objetivos responsables de la “traición oenegista” a su actual gobierno.
Comenzamos con el aporte del señor Charles W. Mills (1978) quien quiere dejarle claro que las élites políticas las constituyen mujeres y hombres que al tener al mando de los niveles jerárquicos de gobierno sus decisiones tienen consecuencias importantes en la sociedad. Lo que el señor Thomas Bottomore (1993) resume a las élites como formaciones de pocos individuos que tienen un rango o nivel elevado en la sociedad. Peter Bachrach (1973) quiere agregar que no hay que ver a las élites solamente desde el lado negativo, es necesario contar con ellas y sobre todo se debe impulsar su regeneración intendando evolucionar no solamente en términos de cantidad sino también en calidad.
El señor Camurri (2008) está de acuerdo con las tres posturas anteriores, simplemente quiere resaltar que la élite indica los “mejores” con relación a ciertas cualidades escasas y distribuidas de forma desigual en cualquier tipo de sociedad; el término entre comillas se refiere más bien a los que tienen mejor posición respecto de los demás.
Desde otra perspectiva, Harold Laswell (1934) sugiere que quede en este escrito su idea de que Vd. también forma parte de estas élites políticas ya que posee la característica de sacar el mejor partido posible de un valor que aprecia su pueblo en un tiempo y espacio determinado (por ejemplo: el valor étnico, el de atención de sectores vulnerables tanto en el campo como en la ciudad; o el de administrar y repartir de forma más “equitativa” los recursos económicos); o que también sabe manipular símbolos sensibles (como el tema étnico o el tema del Estado Plurinacional); por no mencionar la aplicación de la violencia tan discutida últimamente en su país.
Por otro lado, queremos animarlo a no sentirse tentado en pensar que al tener ciertas ventajas respecto de los demás, estas le son dadas porque sea alguien digno y natural de poseerlas; pensar de esta forma le podría hacer transformar sus sueños de hacer una buena gestión gubernamental en una pesadilla monárquica difícil de llevar adelante en estos tiempos.
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