lunes, 23 de julio de 2012

Confirmaciones prácticas del neopopulismo en Bolivia

                           Pieter Brueghel El Viejo, El Triunfo de la Muerte




Siguiendo una parte del análisis académico actual que se refiere acerca del tipo de liderazgos como el de nuestro actual Presidente Evo Morales y algunos de sus conocidos alidados, los cuales son descritos en clave neo-populista o de “ola rosada” (Smith,2009), se puede describir a este fenómeno como un movimiento que está al interior de las ideologías, al estar dentro de estas tiene la gran ventaja de poder traspasar las mismas y bautizarse como le de la gana en función del tipo de discurso político que se esgrima para apelar a su supuesta no condición de populista.

Dentro de estas formas de organización política, siguiendo la línea de F. Freidenberg (en: la tentación populista) al ser este fenómeno variable y polisémico puede ser también urbano y/o rural, progresista o conservador, capitalista o anticapitalista, de masas y de élites, socialista o fascista, de izquierda o de derecha.

Otro aspecto de importancia en la lectura de estos liderazgos estaría constituído por el descrédito legitimador hacia partidos políticos mayoritariamente denominados como tradicionales, lo que suma apoyo al MAS y otros partidos que otrora fueran considerados en el grupo de las organizaciones políticas minoritarias; lo que en otros términos Fernando Molina denomina como “identificación negativa con los partidos políticos tradicionales”, que posibilita el asenso paulatino al poder partiendo de una movilización social que en otros términos más elocuentes Carlos Malamud (2010) tituló como “golpes de calle”.

A propósito de este sentido de caracterizaciones mediante ejmplos de los neopopulismos, Carlos Malamud (2010) destaca un listado de once “verdades populistas”, de las cuales se presenta a continuación ocho para las que se encontraron ejemplos claros y concretos en la política boliviana:

1) Quienes discrepan de los designios  del gobierno y del caudillo, es decir de los sacrosantos designios del pueblo, son profundamente antipatriotas: Véase las repetidas declaraciones de altos funcionarios del gobierno nacional aludiendo a la identificación de traidores de su revolución.

2) Nada de lo que han hecho mis predecesores en el gobierno ha servido, nada de lo que harán mis sucededores tampoco, de ahí que la alternancia sea innecesaria: Véase primero las críticas al antiguo régimen “neoliberal”, el constante discurso que apela a que la actual gestión económica destaca por su originalidal y rimbombante título de “socialismo comunitario” estaría sepultando al anterior modelo, además de las tibias sugerencias de que el pacto político por el cual el actual Presidente no debería presentarse a las siguientes elecciones generales sería roto por motivos de una estrategia “envolvente”.

3) Las constituciones están al servicio del gobierno y no el gobierno al servicio de las constituciones, de ahí que puedan ser modificadas cuantas veces se estime conveniente: no sólo esta máxima norma, sino cualquier otra que se ponga en el camino, véase las declaraciones del Presidente Morales en el sentido de “meterle nomás” a todo.

4) Si la oposición gana una elección, nacional, provincial o local, es un golpe de Estado civil contra el gobierno: véase las innumerables declaraciones de teorías conspiratorias golpistas en contra del actual gobierno.

5) Los movimientos sociales no se reprimen, especialmente si son progubernamentales: véase el caso de la CIDOB versus el del CONISUR en su intento de entrar a la plaza Murillo hace poco.

6) ¡Queremos ministros que den pegas! El clientelismo es un tipo de relación social que debe ser preservada a cualquier precio: véase desde los desfiles de gente portando archivadores amarillos en plaza Murillo hasta las constantes presiones por parte de las organizaciones sociales aliadas al actual gobierno que se encuentran fragmentadas o en pugna por puestos de trabajo y a las que el mismo Presidente se ha referido en algunas ocaciones.

7) Los pueblos originarios tienen derechos sobre sus territorios porque llegaron primero, aunque para ello tuvieran que expulsar previamente a otros pueblos que habían llegado antes: habría que agregar que se recurre a esto con mayor frecuencia en el discurso electoral, porque una vez que se alcanza el poder la formula se cambia por la de siempre y cuando el pueblo originario esté de acuerdo o no con el gobernante.

8) Sí la justicia indígena, los usos y costumbres, implica negar la presunción de inocencia, permitir los castigos corporales y cuestionar la independencia y la imparcialidad de los jueces, ¡viva la justicia indígena!: véase el caso del ex dirigente Marcial Fabricano y del ex vicepresidente Cárdenas.

Finalmente, seguramente el amable lector de estas líneas se encuentre tentado en añadir otros ejemplos, lo invito al debate y añadir mentalmente los ejemplos que crea conveniente y comentarlo; también le sugiero por si se encuentra tentado de saber cuáles son los otros tres puntos restantes de la lista de caracterizaciones darle un repaso al interesante y actual texto  de Malamud “Populismos latinoamericanos : los tópicos de ayer, de hoy y de siempre”.

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