lunes, 11 de abril de 2011

¿El despertar de la juventud en tiempos de crisis?







Una de las vertientes informativas más divulgadas en estos momentos a través de los medios masivos de comunicación a propósito de las revueltas en algunos países árabes es la que da cuenta de un curioso “despertar” de las generaciones de jóvenes que unidos en torno a un ordenador y a páginas webs como twitter o facebook han ido armando la “revolución” social que posibilitó en algunos casos (Túnez y Egipto hasta ahora) un cambio repentino de sus gobernantes que permanecían por décadas en el poder.

Esta información nos podría hacer pensar que estamos frente a una nueva forma de organización de protesta social, pero como soy un desconfiado declarado de cualquier información, me propúse investigar y contrastar esta hipótesis expuesta a continuación.

Resulta curioso ver como los datos de uso del servicio de internet en estos países es muy bajo, haciendo un repaso acerca de esta temática en los útimos reportes del Banco Mundial en sus estadísticas de desarrollo social (2008), apreciamos que en Egipto de cada 100 habitantes tan sólo 17 accedían al uso de internet; la lista continua con Yemen, donde tan sólo son 2 de cada 100; Libia con 5 de cada 100; Bahrein con 52 de cada 100; y Túnez con 27 de cada 100.

De todos los paises en los que se hace referencia solamente Bahrein sobrepasa la mitad de 100 habitantes por uso de internet, si seguimos de acuerdo con la hipótesis de los mass media entonces podríamos inferir que en Bahrein debería haber estallado una revuelta de proporciones bíblicas que por supuesto no existió ni existe (no me voy a detener con otros datos que sí merecen la pena discutirse como la diferencia de la minoría sunní gobernante respecto a la mayoría chiita gobernada). Inmediatamente me viene a la mente la reflexión de que quizás no es tán cierto como se magnifica el papel del internet en estas movilizaciones; quizás esto obedece a otros criterios, quizás en realidad los medios masivos de comunicación a la cabeza de la radio y la televisión juegan un papel mucho más desicivo en la influencia de las revueltas; quizás esta “poderosa” juventud además de estar atenta de los chismes de sus artistas preferidos, de sus amigos, de sus enemigos, de sus parejas, de intentar hacer nuevos amigos por la red, no está muy atenta a las noticias de corresponsales o de gente que cuelga información sobre las tensiones políticas que se viven en el momento. Desde luego no soy nativo de estos países en conflicto, pero como vengo de un medio social en vías de desarrollo poseo la suficiente experiencia para afirmar que los niveles de acceso al mundo de la red no es significativo respecto al uso de otros medios de información.

Transpolando esta tesis mediática al contexto boliviano se verifica que en nuestro país tenemos alrededor de 11 ciudadanos que utilizan internet por cada 100; pero mi reflexión no pretende terminar en este dato anecdótico, ya que me propuse contrastar otra tesis, esta vez de apelación por parte de algunos “representantes teóricos y opinadores oficiales” que expresan a lo ancho y largo de sus recursos tecnológicos e impresos que América Latina se encuentra en proceso de emergimiento político y económico, mostrándose extremadamente optimistas respecto de la futura gravitación de este continente en el futuro del contexto global.

En esta ocasión me propuse sumergirme en la lectura de algunos de los periódicos más leidos a nivel mundial de habla inglesa y española (lastimosamente mis conocimientos linguísticos no llegan más allá), en este tipo de prensa la cobertura que se realiza a países “revolucionarios” como Bolivia y Venezuela es lamentable, todas las informaciones tienen que ver con temas de levantamientos, revueltas, corrupción, narcotráfico, etc, etc. No hay ninguna noticia que pueda dar evidencia de un incremento galopante de la economía nacional o de un desarrollo en crecimiento en cualquier ámbito.

A estas alturas de la lectura soy conciente que no faltará el defensor ideológico que podría estar diciendo “claro, esque esos periódicos son imperialistas, derechistas, oligárquicos”; mi respuesta señores viene cargada de impotencia y envidia sobre cómo países como Japón que se enfrentan a catástrofes bíblicas saben mantener una disciplina estoica en la adversidad, y finalmente le invito a responderme ¿Por qué no podemos ser diferentes a los demás sin apelar siempre a nuestra identidad y a nuestra astucia? ¿Por qué nos empeñamos en publicar en la mayor parte de los casos desde una crítica asérrima sin proponer alguna alternativa? ¿Por qué seguimos alegrándonos cuando a alguien le va mal, pero no lo ensalzamos cuando algo va bien? ¿Tán difícil resulta para nuestra generación del presente y la futura cambiar estos rasgos?.

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