En uno de sus conocidos libros Klaus von Beyme (1995:47) decía a propósito de la legitimidad política que “en la sociedad postmoderna, la legitimidad no es un bien sobrevalorado de forma mágica, en torno al que se desarrolla un juego de suma cero entre el Estado y la sociedad, entre los dirigentes y los dirigidos”; sin embargo, en nuestro medio estamos aún lejos de evaluar nuestra democracia más allá del juego de suma cero o del estilo de partido catch-all, este último estilo es el que se han empeñado en perfeccionar nuestras élites políticas. Incluso en la actualidad, periodo en el cuál se supondría debiera existir un divorcio de las viejas prácticas rutinarias de nuestra política, esto no ocurre.
Este afán por el cálculo político traspasa por completo valoraciones éticas sobre políticas determinadas, hoy por hoy para demostrar ante la ciudadanía el peso de apoyo social (legitimidad política) con que cuenta una organización partidista se apela a cálculos cuantitativos donde lo más importante es el número de afiliados que tienen las organizaciones sociales que apoyan al régimen de turno que lideraría la tendencia “mayoritaria” de la población; reduciendo así las movilizaciones a una interpretación: si antes importaba poco la protesta con propuesta ahora simplemente no hay que darle ninguna importancia a la protesta con propuesta. A continuación tres ejemplos de cómo la figura del hombre que calcula como un estadista se tergiversó en Bolivia:
1. Mi equipo es el más grande: Esto se observa en la adicción al conteo de afiliados como si se tratara de contar rebaños, este ejemplo es personificado en en el actual Vicepresidente García Linera, quien utilizando todos sus “sesudos” recursos heredados de sus años de estudio universitario en matemáticas ha pasado de ofrecer clases interactivas de economía boliviana por los medios de comunicación a intentar mitificar, o lo que es peor deslegitimar una organización social indígena que formaba parte de la base de apoyo de su partido político. En su opinión (textualmente) los doscientos mil afiliados a la CIDOB y una COB que ya no sería la representación de la sociedad civil como lo era en las décadas de los cincuenta o sesenta, no serían nada contra los tres millones de afiliados a la CSUTCB que sí asistiría a la Cumbre gubernamental pasada.
2. Mi equipo es de puro galácticos: Otra manifestación de la sombra del hombre que calcula la legitimidad en Bolivia se la puede encontrar en el actual Ministro de la Presidencia, quien en declaraciones sobre la Cumbre de gobierno de diciembre pasado afirmaba que habían asistido a la misma: 420 delegados de 47 organizaciones, 25 invitados especiales y 7 representantes de las gobernaciones de 9 departamentos (menos Santa Cruz y Beni); o sea, tenemos a los más MAS del país.
3. Si no juegan en mi equipo me llevo mi pelota: Para completar este juego matemático de galácticos y robustos afiliados gubernamentales, nuestro actual Presidente Morales ha manifestado en un acto público que si no se lograba el apoyo electoral a favor de su partido político en uno de los municipios en los que hace poco se realizaron elecciones municipales (Quillacollo); entonces el apoyo de proyectos de parte del gobierno sería muy dudoso.
Frente a estos tres ejemplos mostrados aquí no queda duda que estamos ante un periodo político en el que los partidos políticos y los gobernantes en especial mencionados en este artículo piensan y actúan más como máquinas de votantes que de militantes (Manuel Alcántara, 2004), quienes más allá de fortalecer su organización política en términos institucionales formales prefieren transitar constantemente por la autopista de la campaña política.
Esta estrategia de cálculo cuantitativo de afiliados a un movimiento en particular y de desprecio por el demandante me recuerda a ex gobernantes que durante mi adolescencia y el inicio de mi juventud escuchaba decir que eran sólo una minoría los descontentos con tal o cual política pública que se intentaba implementar en favor del desarrollo de toda la nación, que estos pocos estarían postergando la modernización del país, etc.
Antes de terminar, ya que estamos hablando de contar, no quisiera desperdiciar la oportunidad de manifestarme públicamente a favor de que se incluya la opción “mestizo” en la pregunta que sabemos en la boleta del próximo Censo Nacional, de lo contrario, mucho me temo que no podré entrar en los conteos, ni mucho menos formar parte aunque sea de los más “menos del país”.
Una versión editada de este artículo se puede encontrar en el periódico boliviano Página Siete, suplemento IDEAS, 19 de febrero de 2012 : http://paginasiete.info/web/ideas.aspx?seccion=ideas&fecha=20120219
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