La rutina en nuestra vida
cotidiana se impuso, volvimos a los debates de antaño, a lo trillado, lo
trivial, lo frívolo, la división campo-ciudad, las minorías saboteadoras del
sistema, la desnaturalizada clase
media, el espacio en el que no nos cansamos en descalificar abiertamente al
contendiente mediante prácticas que rozan los límites constitucionales, es
ahora el instante en el que todas esas lecturas catastrofistas sobre el futuro
inmediato adquieren cada vez más popularidad.
La rutina se impuso no
porque exista una conspiración a gran escala de la oposición política al MAS,
la historia se repite, y en cierto sentido diría muy a mi pesar con muy pocas
alternativas de que esto cambie en el futuro inmediato, desgraciadamente porque
en lugar de empeñarse en institucionalizarse como partido la fuerza política
del presidente Morales, más bien se decantó por emplearse con dedicación olímpica
hacia un partido de electores más que de militantes (Alcántara, 2004).
Y es que al parecer el gobierno
considera que lo más efectivo es atender a los conflictos por separado,
minándolos por dentro y olvidándose de su tarea principal que es la de ofrecer
un proyecto serio de desarrollo y en este punto debo reconocer que en gran medida
tiene razón, ya lo dijo R. Laserna somos una sociedad rentista, en este terreno
las constantes actitudes de utilitarismo electoral del actual gobierno nacional
encuentra un terreno fértil para aplicar sus "estrategias envolventes"
y aumentar unos decibelios más a la
fragmentación y la desintitucionalización formal reinante.
Sin embargo, no todo son
malas noticias, a la vista de los últimos acontecimientos pasados en estas
semanas, existen razones suficientes para agradecer al gobierno del señor
Morales por haber ayudado a convertirnos en una sociedad más crítica y
consciente de sus problemas aunque aún muy corporativizada; los que quieran
subir al trono del poder después del actual mandatario ya pueden reflexionar
seriamente (si es que aún no lo han hecho) en estos dos aspectos:
De la educación: Todo movimiento político que
emerge abanderando la lucha de los sectores más vulnerables de la población
normalmente tiende a extender políticas de carácter social hacia su electorado,
en este caso baste recordar por ejemplo las campañas de alfabetización y
también el creciente debate en torno a temas de carácter público por todo lado,
desde el puesto de choripanes de la feria 16 de julio de El Alto hasta la mesa
del mejor gourmet en la casa del camba en Santa Cruz.
Del tiempo: Conforme transcurren los años,
toda esta población que en cierto sentido (sin ánimo de discriminar a nadie) se
hizo más educada, se volvió más crítica con sus autoridades y más ambiciosa por
obtener poder, estos grupos al final reaccionan en función de lo que sus
gobernantes hacen; ¿qué podría esperarse de una sociedad en la que su
Presidente se mueve a lo largo y ancho del país asumiendo el papel de alcalde
del ayuntamiento en el que aterriza inaugurando calles, jugando partidos de
fútbol en canchas recientemente inauguradas, o regalando equipamiento para
desarrollo productivo a los que están a punto de movilizarse en su contra?
En resumen, una autoridad
que asume el mando de la nación como si la capacidad de rendir cuentas a la
población fuera solamente la dimensión clientelista y que no ha sabido hasta
ahora construir una alternativa a su liderazgo dentro de su propio movimiento,
tiene ahora como resultado a grupos que otrora le fueron afines, que están
comenzando a tener protagonismo y que poco a poco emiten discursos de
alternativa al actual proyecto político gobernante.
Estas dos variables descritas
antes no son autoría personal, pertenecen a T. Di Tella (2003) quien describe
en un corto y polémico texto su opinión acerca de procesos políticos neopopulistas
similares al MAS que mantiene en lo político una estricta línea de imposición
de su tipo particular de solipsismo
étnico como diría T. Judt (2011).
Este retorno a lo rutinario
en parte se produce porque en lugar de haber diseñado y aprobado un proyecto de
país, lo que tenemos es básicamente un "manifiesto político" (J. Lazarte, Nueva Crónica 95). Así pues, la
rutina seguirá su curso como antes mientras nuestros gobernantes sigan viendo a
su pueblo como meros receptores de paliativos coyunturales que les asegure su
sobrevivencia.
Al final teníamos que
despertar un día de ese sueño de democracia participativa de masas que nos
vendieron ¿no?; o mejor aún, como decía V. Pareto a propósito de la circulación
de élites en una frase que se ha llegado a convertir en la lápida de muchos
políticos: la historia es un cementerio de aristocracias.
Referencias:
Alcántara, M.
(2004). ¿Instituciones o Máquinas
Ideológicas? Origen,
programa y
organización de los partidos latinoamericanos.
Barcelona:
Institut de Ciències Polítiques i
Socials.
Di Tella, T. (2003). Actores y coaliciones:
Elementos para una teoría de la
acción
política. Argentina:
Editorial La Crujia.
Judt, T. (2011). El refugio de la
memoria. Taurus.
J. Lazarte (2011). La democracia
"inédita". En: Nueva Crónica y
Buen
Gobierno. No. 95. Bolivia.
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