El texto del profesor Fernando Vallespín que se
reseña a continuación contiene un gran ensayo que gira en torno a la idea de la
mentira[1]
como recurso utilizado por nuestros gobernantes y políticos en general en la
política contemporánea, el objetivo central que se encuentra a lo largo de los
cuatro capítulos que ocupa el cuerpo del texto es el de encargarse de analizar
y de describir las formas que existen para enfrentar este dilema.
En el primer capítulo, Vallespín reflexiona
sobre la mentira en la política a través
de una relación de hechos y posturas teóricas que transitan entre el mundo
anglosajón y el europeo. Aquí destaca el escándalo sexual de Clinton en el que
según el autor para salir al paso el ex presidente "se amparó en algo que es moneda común
en el mundo de los políticos, las "medias verdades", los silencios o
la hipocresía pura y dura" (2012:15).
Este uso de la mentira calculado por los
políticos genera en los ciudadanos obvios y comprensivos sentimientos de
"desconfianza hacia lo que se nos dice y se nos escenifica en el espacio
público" (2012:20); algo altamente peligroso para la democracia puesto que
todo esto ocasiona que se desvanezca la verdad en la percepción que tenemos los
ciudadanos de los políticos, ya que "de tanto convivir con la idea de la
hipocresía, hemos acabado por proyectar la idea de falsedad a todo lo que
acontece en el espacio político" (2012:31).
En el segundo capítulo que podríamos
calificarlo del más académico de todo el texto, encontramos tres tipos de
teóricos que defienden a su manera la idea de verdad en contextos democráticos,
a saber estos serían: los optimistas, los escépticos y los indiferentes; dentro
de este apartado suenan con fuerza nombres como los de Niklas Luhmann, Joseph
Schumpeter, John Rawls, Jürgen Habermas, y Richard Rorty.
Pero sobre todo suena el de Hannah Arendt, de
quien se extraen nociones de reflexividad (2012:61) y distorsión política de la
verdad de los hechos (2012:69); aquí cabe además destacar una advertencia
crucial que la extrae el autor de Arendt, y es que "la política es el
escenario en el que… se está en guerra con los hechos" (2012:73).
Existe también otro elemento que entra en este
juego de la mentira y la verdad, y es que en la actualidad el intelectual como
se conocía antes cada vez se encuentra en una especie de extinción, reemplazado
por los llamados especialistas, porque además así lo demanda el mercado laboral
en general; en este sentido según el autor estamos cometiendo un error, puesto
que no encontramos una salida concreta a la crisis global por la que pasa
Occidente precisamente porque "saber mucho sobre cosas muy concretas es,
sin duda, positivo, pero no nos garantiza el saber sobre lo general. Estamos
rodeados de expertos, pero nos faltan generalistas"
(2012:83).
En el tercer capítulo, que se llama patologías
de la opinión, entramos en el terreno de lo ciudadano para preguntarnos por
ejemplo si deliberar y discutir porque sí vale la pena ¿no necesitaremos mas
bien buscar por todos los medios una comprensión mutua? (2012:100). Aquí entran
en juego las llamadas nuevas tecnologías a través de las redes sociales, para
el profesor Vallespín en estos espacios
lo que hacemos es honor a la consigna del "crea una marca de tu
mismo" (2012:109), en resumen, en este espacio lo que hacemos es elegir
opiniones que más nos convienen o similares a las nuestras igual que si
estuviésemos "comprando un bien de consumo" (2012:110).
En el cuarto capítulo el profesor Vallespín nos
ofrece una serie de alternativas para encarar los desafíos del presente, como
decíamos al inicio de esta reseña ese era uno de los objetivos centrales del
texto, y a juicio del que escribe esta reseña el autor se muestra optimista frente
a los desafíos que se nos ponen enfrente, no debemos pensar en que todo está
por terminar para esta parte del mundo; quizás una alternativa sería pensar en
que "las cosas pueden ser también de otra manera, que lo vamos construyendo (el mundo) y reconstruyendo a través de nuestra acción… que todo lo
que nos rodea es susceptible de ser ordenado a partir del diseño que decidamos darle entre todos" (2012:133,
137).
Casi al finalizar, no deja de ser interesante
volviendo al inicio del libro, que sobre todo para quienes nos ocupamos en
ciencia política, la llamada que hace Vallespín acerca de que "a pesar de
dedicarnos a un objeto que tiene que ver con un tipo de actividad que nos
concierne a todos, nos hemos cerrado (los
politólogos) demasiado sobre nosotros mismos y nuestros propios colegas, y
sólo en contadas ocasiones presentamos el resultado de lo que elaboramos a un
público más amplio; algo que, por cierto, sí hacen más y mejor los
científicos" (2012:10).
Referencias:
Senserrich, R. 2012. ¿Por qué los políticos no explican sus planes?. En
el blog POLITIKON: http://politikon.es/2012/10/16/por-que-los-politicos-explican-sus-planes/
Tomz, M. y Van
Houweling R. 2009. The Electoral
Implications of Candidate Ambiguity. En: American Political Science Review
Vol. 103, No. 1 February 2009.
Vallespín, F. 2012.
La mentira os hará libres. Realidad y
ficción en la democracia. Barcelona: Galaxia Gutenberg.
[1] Un artículo de Roger Senserrich (2012) cuyo título
lleva ¿Por qué los políticos no
explican sus planes?, describe el uso de la mentira pero como ambigüedad dentro
de los candidatos electorales, aquí se pone en cuestión el hecho de que los
electores preferimos la verdad antes que la mentira, el artículo es
desalentador para quienes piensan que las cuestiones electorales toman ese
rumbo; también, convendría revisar el estudio de Tomz y Van Houweling (2009)
que tiene una base empírica consistente sobre esta cuestión.
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