Dado que se acaba de publicar oficialmente el Calendario Electoral
para las elecciones generales, documento oficial de nuestro Estado en el que se
establece entre otras cosas el pistoletazo de salida para la carrera electoral nacional
el próximo 12 de octubre; conviene analizar algunos aspectos que podrían servir
a virtuales y futuros candidatos en relación con una posible actitud de campaña
y ejercicio del poder que vayan a adoptar.
La sonrisa aquí es presentada como la actitud estratégica que
deberían tener los futuros candidatos en competencia nacional de cara a su
electorado para seducirnos y convencernos, y de cara a posibles alianzas que se
vayan dando entre cercanos o entre oponentes políticos.
Sin embargo, conviene aclarar para quien espera un análisis de
lenguaje corporal, que al escribir esta columna no me refiero a la sonrisa
forzada poco carismática de Doria Medina, tampoco a la sonrisa estilo slumdog millionaire del actual
Presidente Morales, ni mucho menos a la nostálgica y perdida sonrisa de Juan
del Granado y Rubén Costas; otra vez, se trata de una figura retórica que tiene
que ver con la actitud del líder político. Así pues sigue a continuación una
lista de las características que contiene esta sonrisa:
-
El líder debe
desear ser tan querido como admirado.
-
Ponerse al
nivel o incluso más abajo del otro, como truco para compensar el temor
reverencial que inspira.
-
Actuar con
cautela para detener los impulsos del lado más extremista de su formación
política, y para no hacer sentir agredidos a los otros que no están dentro de
esta fuerza política.
-
Un político
maduro considera como importante tener a su favor a los representantes de los
medios de comunicación, en especial a los medios que son considerados como
parte del bando enemigo.
-
Para
triunfar en política es necesario un fino sentido de lo que es posible y de lo
que no.
-
Tener
presente que una negociación es una calle de doble sentido. Por un lado, uno
intenta sacar todo lo posible a su rival político; por otro, ambas partes
acaban formando una especie de alianza, unidos por el objetivo común de
alcanzar lo que no podía ser sino compromiso.
-
Revelarse
como alguien frío y pragmático frente al contendiente, como un fino jugador de
ajedrez que está a varias jugadas por delante del adversario.
-
Tener claro
que la libertad del candidato y futuro mandatario con la libertad de todos los
demás es la misma cosa y no pueden separarse.
-
Al interior
de cada organización política, el líder debe influir en la disciplina y el
orden de la misma.
-
Frente al
adversario político se debe tener la altura de dejar de lado los desacuerdos
políticos y procurar sacar lo mejor del lado humano de sí mismo.
-
Buscar y
descubrir los puntos débiles de las personas pero con el fin de tranquilizarlas
y no de aminorar el conflicto.
-
En política
como en la guerra, la primera regla es conocer a tu enemigo, pero no sólo para
destruirlo, sino también para cooptarlo de forma pacífica.
-
Se debe ser
pragmático, porque puede que necesites de tu adversario; se debe respetar la
visión política del otro.
-
Lo más
importante cuando negocias con un enemigo es el carácter de la persona que
tienes ante ti y si su pueblo le apoya.
-
El líder en
el poder siempre debe tener la puerta abierta a recibir a la oposición.
-
Ejercer
amabilidad frente al adversario con un propósito determinado.
-
Tener una
integridad inquebrantable teniendo cuidado de no traicionar esa impresión
inicial; segundo, tratar a todo el mundo con respeto; tercero, tener la
capacidad de irradiar sentimiento de empatía con el otro.
Dice el gran Maquiavelo que el político no tiene que ser
necesariamente virtuoso, sino que tiene que tener la habilidad de hacernos
creer a nosotros que es tal, o sea una suerte de engaño y mentira hábilmente
disfrazada para lo cual también se necesita talento.
Esta columna fue publicada en el Periódico Página Siete, 22 de mayo de 2014. Link: http://www.paginasiete.bo/opinion/2014/5/22/sonrisa-lider-22090.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario