viernes, 23 de mayo de 2014

La sonrisa… del líder





Dado que se acaba de publicar oficialmente el Calendario Electoral para las elecciones generales, documento oficial de nuestro Estado en el que se establece entre otras cosas el pistoletazo de salida para la carrera electoral nacional el próximo 12 de octubre; conviene analizar algunos aspectos que podrían servir a virtuales y futuros candidatos en relación con una posible actitud de campaña y ejercicio del poder que vayan a adoptar.

La sonrisa aquí es presentada como la actitud estratégica que deberían tener los futuros candidatos en competencia nacional de cara a su electorado para seducirnos y convencernos, y de cara a posibles alianzas que se vayan dando entre cercanos o entre oponentes políticos.

Sin embargo, conviene aclarar para quien espera un análisis de lenguaje corporal, que al escribir esta columna no me refiero a la sonrisa forzada poco carismática de Doria Medina, tampoco a la sonrisa estilo slumdog millionaire del actual Presidente Morales, ni mucho menos a la nostálgica y perdida sonrisa de Juan del Granado y Rubén Costas; otra vez, se trata de una figura retórica que tiene que ver con la actitud del líder político. Así pues sigue a continuación una lista de las características que contiene esta sonrisa:

-       El líder debe desear ser tan querido como admirado.
-       Ponerse al nivel o incluso más abajo del otro, como truco para compensar el temor reverencial que inspira.
-       Actuar con cautela para detener los impulsos del lado más extremista de su formación política, y para no hacer sentir agredidos a los otros que no están dentro de esta fuerza política.
-       Un político maduro considera como importante tener a su favor a los representantes de los medios de comunicación, en especial a los medios que son considerados como parte del bando enemigo.
-       Para triunfar en política es necesario un fino sentido de lo que es posible y de lo que no.
-       Tener presente que una negociación es una calle de doble sentido. Por un lado, uno intenta sacar todo lo posible a su rival político; por otro, ambas partes acaban formando una especie de alianza, unidos por el objetivo común de alcanzar lo que no podía ser sino compromiso.
-       Revelarse como alguien frío y pragmático frente al contendiente, como un fino jugador de ajedrez que está a varias jugadas por delante del adversario.
-       Tener claro que la libertad del candidato y futuro mandatario con la libertad de todos los demás es la misma cosa y no pueden separarse.
-       Al interior de cada organización política, el líder debe influir en la disciplina y el orden de la misma.
-       Frente al adversario político se debe tener la altura de dejar de lado los desacuerdos políticos y procurar sacar lo mejor del lado humano de sí mismo.
-       Buscar y descubrir los puntos débiles de las personas pero con el fin de tranquilizarlas y no de aminorar el conflicto.
-       En política como en la guerra, la primera regla es conocer a tu enemigo, pero no sólo para destruirlo, sino también para cooptarlo de forma pacífica.
-       Se debe ser pragmático, porque puede que necesites de tu adversario; se debe respetar la visión política del otro.
-       Lo más importante cuando negocias con un enemigo es el carácter de la persona que tienes ante ti y si su pueblo le apoya.
-       El líder en el poder siempre debe tener la puerta abierta a recibir a la oposición.
-       Ejercer amabilidad frente al adversario con un propósito determinado.
-       Tener una integridad inquebrantable teniendo cuidado de no traicionar esa impresión inicial; segundo, tratar a todo el mundo con respeto; tercero, tener la capacidad de irradiar sentimiento de empatía con el otro.

Dice el gran Maquiavelo que el político no tiene que ser necesariamente virtuoso, sino que tiene que tener la habilidad de hacernos creer a nosotros que es tal, o sea una suerte de engaño y mentira hábilmente disfrazada para lo cual también se necesita talento.

Quizás las puntualizaciones expresadas antes, a algunos les suene como un sueño ideal que no se puede cumplir en la realidad; pues bien, debo decepcionarlos o alegrarlos según sea el caso porque hubo un gran líder que las predicó y también las practicó del que seguro alguna vez oímos hablar; para quien quiera ahondar en esta cuestión o quiera ponerle el título completo a esta columna, el texto titula: La sonrisa de Mandela de John Carlin.

Esta columna fue publicada en el Periódico Página Siete, 22 de mayo de 2014. Link: http://www.paginasiete.bo/opinion/2014/5/22/sonrisa-lider-22090.html