miércoles, 6 de junio de 2012

Lo exótico y lo duradero en la representación legislativa boliviana


                                           Escher, Bond of Union, 1956.






La importancia en la composición y elección del Poder Legislativo es uno de los pilares fundamentales para el sistema democrático en curso, en esta línea Flavia Freidenberg (2002) se encargó de remarcar que de cualquier forma, esta selección de candidatos debe ser mostrada a todo el público en general aún cuando los criterios de selección y reclutamiento obedezcan a cuestiones familiares, de presión política o de cálculo para ganar a otros partidos.

En este sentido, comenzando por la dimensión de la representación exótica, Guy Hermet (2001) escribía que es principalmente en América Latina donde las estrellas de la televisión o del fútbol se cuentan desde hace algún tiempo entre las nuevas figuras del mercado electoral; nuestra realidad no está muy lejos de esta afirmación, un vistazo general de los Congresos entre 1985 y 2009 reflejan algunos datos curiosos al respecto; se inicia con 1985 donde se identifica a un militar de ADN en el Congreso; en 1989 un agrimensor en el MIR y dos policías en el MNR; en 1993 nuevamente con el agrimensor en el MIR y dos militares en UCS; para 1997 otro militar en ADN; 2002 deja a un cheff profesional en el MAS, un militar en el MNR y un futbolista en el MIR; finalmente, durante 2005 resalta un futbolista en Podemos, el mismo que antes estaba en MIR y un agrimensor en el MAS.

Respecto a la durabilidad de la representación legislaiva, se puede decir que aquellos partidos que tienen mayor cantidad de parlamentarios reelectos se encuentran entre las principales fuerzas políticas gobernantes, por cinco veces consecutivas desde 1982 hasta 2009 ADN, MIR y MNR son los que tienen la grácia de afirmar que tienen al menos un parlamentario electo de esa forma en sus filas; luego, entre la segunda elección y la cuarta, la mayor parte la matienen estos partidos políticos actualmente etiquetados con el sello de “tradicionales”, además si se hiciera el recuento tomando en cuenta este último periodo de gobierno, hoy con toda seguridad el MAS sea el partido que entre en las tablas estadísticas en este aspecto. Pero este dato mostrado hasta ahora con toda certeza si no lo conocíamos al menos lo intuíamos, por lo que el valor agregado podría venir del desmenuedeo del mismo, por ejemplo a nivel del lugar de nacimiento de estos parlamentarios reelectos.

Se inicia en este aspecto mencionando con un dato curioso, y es que los que fueron elegidos por cinco veces son originarios de ciudades de nuestro país consideradas como pequeñas respecto al eje central de ciudades grandes (La Paz, Cochabamba y Santa Cruz), esto se debe a que en en estos casos de alta reelección los representantes son considerados como “padrinos” del pueblo (Véase por ejemplo el caso de Leopoldo Fernández, Morgan López y Mario Rueda Peña) en el mejor sentido clientelista posible de la palabra; además de ser parlamentarios con un alto nivel jerárquico al interior del partido al que pertenecen, son también conocidos como caciques locales.

Haciendo un paréntesis en este tema de la reelección se observa también que la mayor parte de parlamentarios nacen en el eje central de ciudades antes mencionadas; por otra parte, en la comparación entre regiones se observa que la región andina (La Paz, Oruro y Potosí) lleva cierta ventaja respecto a los otros departamentos con el 38,5% del total de parlamentarios estudiados (695), el valle (Cochabamba, Chuquisaca y Tarija) con 29,50% y el oriente (Santa Cruz, Beni y Pando) con 26%.

Este panorama legislativo en estas dos dimensiones mostradas aquí, no pretende otra cosa más que poner en evidencia que si bien la representación política al reflejar la diversidad de opiniones, y de promover legislativos más transparentes y con aumento de rendición de cuentas (Carey 2003), es concebible solamente como un proceso en el que entran distintas variables desde la forma de elección y la cantidad de representación a nivel de fuerzas políticas y a nivel territorial; sin dejar de reflexionar constantemente acerca de la calidad de representación que se requiere más allá de cuán exóticos encontremos a nuestros canditados o cuántas veces lograron reelegirse lo que urge entre muchas cosas es la construcción de institucionalidad política formal fuerte en nuestro medio. 


Una versión editada de este artículo se publicó en el periódico boliviano Página Siete, suplemento IDEAS, 27 de mayo de 2012.


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