lunes, 18 de julio de 2011

Vilfredo Pareto le escribe a Evo Morales




En sintonía con mis dos anteriores colegas, pero más cercano en términos generacionales a G. Mosca; me gustaría iniciar mi intervención epistolar comentándole que soy un convencido de que todas las personas llevan como característica inherente la competencia por el monopolio del poder; si me lo permite, en contraposición con sus intervenciones públicas, establezco que este monopolio no es ejercido por parte de grandes conglomerados sociales, incluso si se trata de un movimiento político con una ingente cantidad de adeptos, al final las decisiones las toman un pequeño y reducido grupo de personas, más conocidas como élites.

Digo élites en plural porque reconozco que toda sociedad no puede ser homogénea, porque los hombres son diferentes, psíquica, moral, e intelectualmente, y la unión de unos individuos desiguales, aunque con tendencia a querer parecer semejantes tiene que dar origen, forzosamente, a la aparición de distintas minorías formadas por hombres con diferentes cualidades.

Sin embargo en su descargo debo confesarle que Vd. no es completamente el responsable de que exista o haya existido una secuencia de gobernantes de tan variada clase en su país, ya lo declaré en su momento[i]: los individuos que NO forman parte de la élite en sistemas democráticos competitivos tienen la responsabilidad de buscar en lo posible a la mejor de las élites en competencia.

Uno de mis argumentos más discutidos hasta ahora por académicos sociales se refiere a mi teoría de la circulación de las élites; no es mi intención aburrirle con planteamientos pesados y hasta quizás un tanto ajenos a su realidad, tal cual se empeña en reiterar Vd. en sus discursos anti-colonialistas. Sin embargo, ahora si en mi descargo, pienso que lo que planteé en su momento cobra mayor vigencia en su medio social en estos momentos.

Retornando lo que mencionaba sobre el cambio (circulación) de las élites, es un movimiento siempre presente en todas las sociedades, en las que tarde o temprano aunque estén gobernadas  por tiranos o dictadores sanguinarios, al final llega a realizarse este cambio; este fenómeno de las nuevas élites, que, por medio de un movimiento incesante de circulación, surgen en las capas inferiores de la sociedad, ascienden a las capas superiores, se desarrollan allí y, después, entran en decadencia, son aniquiladas y desaparecen, es uno de los fenómenos principales de la historia, y es indispensable tenerlo en cuenta para comprender los grandes movimientos sociales.

Dentro de la masa se forma a lo largo del tiempo un grupo cada vez más numeroso de individuos, ya que se ve impedido a acceder a las capas superiores de la población. Puesto que son leones, dispuestos ante todo a utilizar la fuerza para lograr sus objetivos, llega inevitablemente un momento en que derrocan a la antigua élite, normalmente con la ayuda de la masa (tal cual estrategia política utilizada por Vd.).

Pero, inmediatamente se convierten en una nueva élite que monopoliza el poder político y sus recursos y que deja de contar con la masa de la que antes había formado parte. El inicio del declive de esta, de su envejecimiento, se produce en el momento en que dejan de ser meras élites, y se convierten en aristocracias, es decir, cuando comienza a funcionar el mecanismo de la herencia; por lo que le sugiero que si en verdad tiene un proyecto político de largo plazo acorde a las necesidades de su masa no sucumba ante los comentarios ladinos de sus coterráneos más cercanos de que Vd. es el único e irremplazable, o que el líder que lo sustituya está recién en periodo de gestación (como desgraciadamente lo dice  por ejemplo en reiteradas ocasiones su mano derecha en su gobierno) porque esto representará a la postre su máximo derrotero en el corto o mediano plazo; no hay que olvidar que la historia es un cementerio de aristocracias.

Esperando que esta escueta misiva con sus criterios expuestos le haya servido de algo a Vd. o a cualquier curioso atento a recibir opiniones alternativas de cómo se entiende ese fenómeno del poder, me despido no sin antes comentarle que la siguiente misiva será un exordio de tres personas sumamente interesantes sobre este mismo tema, me refiero a Robert Dahl, Thomas Bottomore y Peter Bachrach.


Una versión re-editada fue publicada en el periódico boliviano Página Siete, suplemento IDEAS, 14 de agosto de 2011: 

http://paginasiete.info/web/ideas.aspx?seccion=ideas&fecha=20110815 



[i] Por si se siente tentado a profundizar en sus lecturas sobre este tema le sugiero un par de textos míos que fueron parcialmente traducidos al español: “Escritos sociológicos” y “Forma y equilibrio sociales”.


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